8 de octubre de 2010

Crac de los Caballeros / Yacimientos en Siria (y III)

DSCN2187El sol de la tarde le ilumina e imponente, aparece la gran fortaleza, erigida en lo alto de una cresta volcánica, a 650 metros sobre el nivel del mar. La vista es portentosa, por más que te hayan avisado y hayas leído sobre el Crac de los Caballeros, al llegar al castillo no puedes más que sorprenderte ante una de las fortificaciones medievales más famosas del mundo: por su grado de conservación, por su impresionante diseño y por su historia asombrosa.

P1230247 No todas las fortalezas pueden presumir de haber tenido como propietarios a cruzados y musulmanes y que por entre sus piedras hayan pasado figuras como Saladino, los caballeros hospitalarios o Ricardo Corazón de León. Ahora las recorremos nosotros, y a fe cierta que nos encanta.

Bien, quizá no deba considerarse un yacimiento como tal, pero sí tiene sentido reunir los más importantes hitos arqueológicos sirios en una sola agrupación. Y es lo que he intentado hacer, cerrándola (a falta de haber podido visitar Ugarit o Mari) con la más importante obra del Medievo de estas tierras del Oriente Medio.

P1230229 Acceder al Crac de los Caballeros no es fácil: una cuesta de enorme pendiente deja autocares exhaustos en las cunetas mientras los dromedarios pastan con tranquilidad en los campos cercanos.

El paisaje está comenzando a cambiar, la zona cercana al Crac, antiguos pueblos creados a la sombra de la fortaleza protectora, se están convirtiendo en la actualidad en área de veraneo, con hoteles y apartamentos que aprovechan la presunta cercanía del mar (no está tan cerca, en realidad) para crecer aquí como setas. Pero sobre todos ellos aún continúa el imponente castillo, la fortaleza mejor conservada de Oriente.

P1230204 Comemos un inolvidable pollo a la brasa con limón en un restaurante de las cercanías regentado por un gay muy majo y nos dirigimos a la entrada del complejo. Por que se trata de un complejo, un área enorme que lleva horas recorrer.

En la entrada ya tenemos una pista de lo que nos espera: se mantiene una inscripción de época del sultán de Egipto az-Zaher Baibars, el conquistador final de la fortaleza cruzada, aquel que consiguió echar, con lucha, asedio pero también con tretas, a los caballeros hospitalarios que todavía lo habitaban. Los francos, los llamaban los musulmanes. La inscripción dice:

“En el nombre de Dios, la restauración de esta fortaleza bendita fue ordenada durante el reinado de nuestro señor el Sultán Malik az-Zaher, el Sabio, el Justo, el Combatiente, el Asistido de Dios, el Batallador, el Victorioso, el Triunfador, Rukn ad-Dunia wa ad-Din Abu-l-Fatah Baybars, asociado del Príncipe de los Creyentes (el Califa). Fechado el martes 25 de Chabán del año 669 (8 de abril de 1271)”

P1230225 Es 1271 y el sultán Baybars rinde definitivamente la fortaleza cruzada. Algunos hablan de un astuto engaño (un falso mensaje a través de una paloma mensajera que insta a los hospitalarios a ceder), otros hablan de la extenuación a la que se vieron sometidos los habitantes del Crac a los ataques directos de los musulmanes: puerta a puerta y almena a almena con múltiples proyectiles lanzados por catapultas. Baybars fue generoso y dejó marchar a los rendidos a Trípoli. Al fin y al cabo, se trataba de su particular Reconquista.

El Crac de los Caballeros fue construido por los cruzados que llegaron a Oriente a arrebatar a los musulmanes Tierra Santa. Para defenderse de los habitantes de la zona crearon grandes fortalezas sobre algunas otras locales, más antiguas. En este caso, una fortaleza kurda (Hosn al-Akrad) del siglo IX se situaría en lo que hoy es el Crac, palabra que por cierto se suele asociar al vocablo sirio Krak (fortaleza).

P1230217 El Crac tiene doble muralla; una rampa inclinada con cortos escalones sirve de interconexión entre las muralla externa e interna. Recorremos un trecho de pocos minutos por esta rampa cubierta dejando a los lados aperturas a torres del castillo hasta llegar a una de las torres más formidables, de planta pentagonal y decorada al estilo franco.

Fosos levadizos y puertas deslizantes debían situarse por todos lados (o eso nos comentan en la visita). En la puerta con vistas al foso se observa otra inscripción en árabe del sultán Baybars acompañada en este caso por los restos de sendos leones. La peculiaridad de esta inscripción, de nuevo referida a las acciones de Baybars referentes a la fortaleza, es que entra dentro de lo posible que los leones representen al rey inglés Ricardo Corazón de León, pero no está del todo claro.

P1230226Desde aquí se tiene una preciosa vista del Foso interior, cubierto de agua. A su izquierda, un antiguo balo árabe aprovecharía el agua del foso al haberse construido a un nivel más bajo.

P1230228 Justo al lado del baño se abre un espectacular establo con capacidad para hasta 2000 caballos. Casi 85 metros, con un techo abovedado no sostenido con ningún pilar, el establo comunica sucesivas torres entre sí dejando alguna que otra apertura a pasadizos y corredores más o menos secretos que conectan las diferentes torres del castillo entre sí y a éstas con el exterior.

P1230250Desde alguna de las puertas que se abren a los lados del establo se pueden admirar bonitas vistas del interior del Crac.

Es el caso del Foso interior, con un agua eutrofizada y con algas en la superficie, pero que aún así proporciona el equilibrio justo que las blancas piedras de la fortaleza merecen.

Las murallas exteriores aparecen a la salida del establo. Algunas de ellas tienen cierta pendiente, están inclinadas, y nos comentan que puede ser debido a un diseño realizado ex profeso para resistir mejor a los terremotos. Vamos a recorrer ahora parte de esas murallas ascendiendo a través de unas escaleras justo en ese punto.

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El espacio entre ambas murallas es ancho y espacioso y ahora está vacio, pero en su momento debería ser recorrido rutinariamente por soldados musulmanes, caballeros hospitalarios o cruzados, todos ellos embarcados en luchas continuas en pos del territorio. De hecho, según caminamos por la muralla exterior vamos superando diferentes torres defensivas de grandes proporciones, con techos abovedados y paredes y edificios con saeteras para las flechas y matacanes para liberar aceite hirviendo (como en la Torre de la Princesa de abajo).

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Recorriéndola nos llevamos una sorpresa al encontrar numerosas plantas de Cornicabra (Pistacia terebinthus) que se abren camino entre las piedras de la muralla. Pero es que además, están en pleno proceso de formación de sus peculiares agallas, que le dan nombre. Un modesto espectáculo biológico del que supongo que sólo detectarán quienes tengan algún conocimiento de ello.

P1230249Desde la muralla exterior se tienen unas espléndidas vistas del Wadi al-Nasara, el Valle del Nasara o lo que es lo mismo, el Valle de los Cristianos, lo que dice mucho de la presencia de los mismos a través de los años en esta zona de Siria (Nasara viene de Nazaret, lo que ya da una pista al respecto).

P1230270 Hay un par de cosas que relacionan el final del recorrido por la muralla exterior con la siguiente área de la visita en el interior de la fortaleza. En el exterior queda la enorme huella de un agujero para piedra de molino de viento.

La harina en él fabricada se utilizaría en las cocinas y se almacenaría en los silos que para ello tenían dispuesto. Caminamos casi a oscuras por sendos depósitos para ánforas de aceite (vacios ya), otro para una prensa, un horno de grandes dimensiones (5 metros) y hasta las patas de piedra de eventuales mesas para comer en, claro, el comedor cercano a la cocina. P1230282 Al fin y al cabo, la guarnición de la fortaleza debía tener grandes necesidades.

Muy cerca, por cierto, se sitúa un amplio complejo de letrinas, vacías ahora (foto de la izquierda).

Y es en ese momento cuando se accede a uno de los espacios más fascinantes de la fortaleza: la Galería.

P1230284 Esta galería debió ser la estrella arquitectónica del Crac de los Caballeros pues se trató de recrear un claustro. Las puertas, los arcos, pilares y capiteles decorados con follajes forman un conjunto muy armonioso y ciertamente bello.

Un conjunto de estilo gótico que contrasta enormemente con la rotundidad y medieval diseño del resto de la fortificación. Sobre el pilar norte de la galería se descubren los restos de una inscripción latina: “Sit tibi copia, sit sapientia formaque detur, inquinat omnia sola superbia, si comitetur

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O lo que es lo mismo: “Sean tu gozo la sabiduría y la belleza, pero guárdate de la soberbia, que puede empañarlo todo”. Quizá fuera el significado de esta inscripción la que la salvó, pues es la única inscripción latina que queda en el Crac después de la destrucción de las mismas que realizaron los musulmanes después de la conquista de Baybars.

P1230285 Por cierto, el escudo de los cruzados aparece en la puerta de la Galería. Al fin y al cabo, los cruzados ocuparon el Crac de los Caballeros durante 162 años, desde la ocupación de las huestes de Tancredo, príncipe de Antioquía, en junio de 1110. En 1142 se lo pasaron a los Hermanos Hospitalarios quienes lo perdieron a manos de Baybars.

Y la verdad es que se lo curraron, evitaron las tomas de la fortaleza de grandes nombres de la historia árabe como el mismísimo Salah ad-Din (que la sitió en 1188) o el sultán de Damasco Nur ed-Din que la atacó en 1163.

P1230294 En ese mismo patio se abre la Capilla del castillo, que fue transformada en Mezquita después de la conquista musulmana. Es un lugar recogido y maravilloso, en el que la luz que incide proporciona el relieve que le falta a las paredes de la estancia (se descubrió un fresco cristiano en una de las paredes que se ubica ahora en el museo arqueológico de Tartus).

El mimbar (el púlpito en versión musulmana) ocupa una posición preferente mientras que, a su lado, en un huequecillo de la pared se ubica el mihrab, orientado hacia la Meca. ¿Que porqué está esculpido en piedra?

P1230290 Pues para aprovechar la excelente acústica que se disfruta en la capilla/mezquita. Allí mismo tenemos una prueba: un tipejo que nos ha seguido durante todo el recorrido se dispone en el hueco del mihrab y hace una llamada a la oración. Y, quizá por desconocimiento, nos parece fantástica y un tanto evocadora.

Salimos de la capilla para recorrer a nuestro aire la fortaleza interior. Subir y bajar escaleras para acceder a las almenas, a lo alto de las torres, e imaginar, viendo el contraste del paisaje casi desértico del Valle de Nasara con las blancas piedras que se utilizaron para construir el Crac de los Caballeros, como hace muchos siglos miles de caballeros europeos trataron de buscar fortuna utilizando la religión como excusa en las desoladas tierras de Oriente Medio.

Las muchas vicisitudes que debieron sufrir aquí se las llevó el viento de la historia, pero quedó para disfrute de los muchos visitantes que lo recorremos el imponente escenario de aquella aventura, el Crac de los Caballeros.

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