19 de enero de 2008

Templos del Antiguo Egipto (II): Dendera y Edfú

Éstas son las enormes columnas con capiteles hathóricos del Templo de Dendera, cerca de Qena, en Egipto. Este templo estaba dedicado a la Diosa Hathor, que representaba el amor y la fecundidad. Hathor solía representarse con un gran par de cuernos (con el disco solar en medio) o directamente con la forma de una vaca, lo que representaba para los antiguos egipcios la idea de fecundidad.

Visitamos el Templo de Dendera prácticamente solos. Que no haya casi turistas en algún lugar de Egipto es extraño, por lo que pudimos disfrutar muchísimo en este Templo y lo visitamos a conciencia.

Desde luego son las columnas hathóricas de la sala hipóstila las que nos dejaron asombrados. Su altura llega a los 15 metros, lo que nos dejaba a nosotros (veáse a Laura en la foto) empequeñecidos ante tal maravilla. Las columnas tienen capiteles con forma de la Diosa, o más correctamente con forma de un instrumento musical, el sistro, dedicado a la Diosa.

Para llegar al Templo de Dendera hubimos de recorrer canales paralelos al Nilo que nos descubrieron paisajes llenos de color: casas de adobe a medio hacer, numerosos egipcios en burro o correteando por las orillas, minaretes desde los que se llamaba a la oración, barcas minúsculas desde las que pescadores echaban la red al río, un inusitado número de calabazas al sol... pero sobre todo coches, motos, camiones parados ante el paso del convoy de seguridad en el que marchaba nuestro minibús.

Personal de seguridad con armas parando las comunicaciones... pero gente sonriente en cada coche, en cada esquina, en cada parada.

En el acceso hay (se supone) un pequeño centro de interpretación que, como es habitual, no pudimos ver por ir con guía (que, dicho sea de paso, tiene otras ventajas). Con guía también iban los viajeros del XIX que redescubrieron Egipto.

David Roberts, pintor excepcional, dejó algunas de las litografías más bellas de Dendera. En algunas de ellas, los capiteles muestran claramente restos de policromía que en la actualidad quedan casi relegados al techo de la primera sala.

En cualquier caso, en Dendera te recibe un pórtico de gran tamaño de época romana, de Domiciano o de Trajano. Este pórtico formaba parte de una gran muralla que recorría el Templo. No hay que olvidar que estamos ante un templo muy reciente. Muy reciente para lo que es Egipto, claro. Se le ubica en época ptolemáica, habiendose construido (como todos los templos) por diferentes faraones, pero casi todos de la dinastía de los Ptolomeos (o Potolomeos,en palabras de los guías).

Ptolomeo XII Auletes o Nectanebo I aparecen frecuentemente en los cartuchos del templo (curiosamente, en alguna zona menos visitable hay cartuchos vacios, forma de protesta de los sacerdotes, infieles a la dinastía grecorromana de los Ptolomeos). Su reciente construcción (aunque hay algún resto de la época de Thutmosis III e incluso de Pepi II) ha permitido que su conservación sea bastante buena y permita reconocer algunas estructuras de los templos que en otras ocasiones están destruidas.
Es el caso del Mammisi que hay a la derecha, nada más entrar. Es de época romana (existen ruinas de otro previo, de Nectanebo I) y da idea de su función y características.

Los Mammisi son las llamadas "Casas de Nacimiento" en las que se consideraba se encontraban los dioses y en las que nacía su descendencia. En esta casa de nacimiento divino tenía lugar el encuentro de la Diosa Hathor a la que se dedicaba el Templo con el Dios Horus (hijo a su vez de Isis y Osiris).

Por esta razón, Horus aparece frecuentemente en muchas de las inscripciones de Dendera. Y siempre aparece por detrás de la Diosa. En el templo hermano de Edfú, dedicado a Horus, el orden varía. La casa del nacimiento disponía de varias salas que estaban consagradas a las distintas etapas del nacimiento divino.

Se encontraban, en general, representaciones de las diosas destinadas a acompañar el parto celestial, o también, como garantes de la fertilidad:

- Tueris (diosa con cabeza de hipopótamo -protectora de las embarzadas-),

- Rattauy -Sol femenino de las Dos Tierras-

- y Hathor,

que presidían el nacimiento y eran especialmente venerados; también se encontraban

- Bes (curioso genio protector del matrimonio -en la foto-)

- Jnum (el Dios carnero),

- y Osiris,

dioses de fertilidad y prosperidad.

Muchos de los relieves que aparecen en la Casa del Nacimiento y en el propio templo están desgastados y piqueteados aposta. Los primeros cristianos coptos se refugiaron en los antiguos templos y allí, además de vivir y poner hogueras para protegerse del frío que ennegrecieron los techos, esos primeros cristianos se sintieron ofuscados por los relieves (que en época ptolemáica eran especialmente sensuales) y trataron de acabar con ellos, en particular con las figuras humanas y las caras.

Por eso el espectáculo es un poco deprimente al ver cómo las huellas del pasado ofrecen una cara poco amiga, de poco respeto pero de gran significado.

La decoración interior está degradada pero los relieves exteriores no lo están. La decoración incluye el alumbramiento de Hathor y la presentación y amamantamiento de Amón por las vacas divinas.

Siendo el Mammisi más reciente de cuantos se conservan de este tipo, en él se representaba el rito por el que Hathor había dado a luz al joven Ihy, que surge como símbolo de la fase juvenil de los dioses creadores en general.

En el exterior, la mayor parte de bajorrelieves se refieren a las ofrendas que el faraón (en este caso Nectanebo I) donaba a los dioses. Hathor y Horus aparecen como los dioses principales (junto con su hijo Ihy). En los relieves, Nectanebo hace entrega a los dioses de barcas solares, fuentes de vida, collares e incluso el propio sol. En algunos de ellos, Hathor amamanta a su hijo Ihy frente al faraón.

Así mismo, es frecuente la aparición del faraón haciendo entrega a la Diosa de uno de sus utensilios de culto más importantes (junto con el sistro). Se trata del collar Menat.

El collar Menat está formado por un buen número de perlas de piedra que, al ser agitado, emitía un curioso sonido evocador del producido por las corolas de papiros al ser mecidas por la brisa del Nilo.

Las columnas exteriores que decoran el mammisi siguen los arquetipos antiguos: capiteles en forma de loto o de papiro florecientes.

En algunos casos aparecen otros dioses como el mismísimo Amón o el propio Osiris. No hay que olvidar que Dendera es una de las ubicaciones donde Seth, cuñado de Osiris y tío de Horus, enterró una de las siete partes en las que dividió el cuerpo muerto de Osiris que Isis había traído del Mediterráneo tras intentar Seth hacerle desaparecer dentro de un sarcófago hecho a su medida.

En el Templo de Dendera hay alguna capilla dedicada a Osiris. Pero es Hathor la protagonista de este templo. En su interior, la Diosa hace numerosas apariciones, siendo significativo el protagonismo que asume.

No es habitual encontrar en Egipto templos dedicados expresamente a Diosas. Filae está dedicado a Isis, sí. Pero en ambos casos se trata de adoraciones tardías por parte de egipcios que iban cambiando sus formas de religión (si bien manteniendo el espíritu fundamental). Al fin y al cabo, tanto Dendera como Edfú, Filae o Kom Ombo son templos griegos en Egipto, encargados por faraones griegos y erigidos (o restaurados) por arquitectos griegos o romanos.

Muchos de ellos tendrían otra forma de pensar y de proceder, mucho más apegada a la razón que a la confianza en un panteón de dioses tan amplio. En Dendera, de ese panteón, destacan Hathor, Horus y su hijo.
A Hathor se la identifica con el amor, la alegría, la belleza juvenil, la danza y las artes musicales... diosa nutricia y patrona de los ebrios también se relaciona con el erotismo y la maternidad. Los griegos que construyeron este templo se sintieron influenciados por sus propios gustos y fomentaron la sensualidad de la Diosa, haciendo aparecer sus pechos por encima de su prenda superior.

Aunque hubo otros, el Templo egipcio de Dendera era el dedicado especialmente a la Diosa. Sus sacerdotes contaban con una buena parte de las insfraestructuras características de los templos de mayor nivel. Ya he comentado lo del Mammisi.

También contraban con un Lago Sagrado, un gran estanque profundo que se rellenaba con agua del Nilo en épocas de sequía. Sus escaleras descienden ahora hacia un pequeño conjunto de palmeras que crecen en su suelo.

Estos lagos representaban las aguas primigenias de las que había surgido el Mundo. Era el lugar en el que se efectuaban los rituales ligados a la resurrección de Osiris (Dendera, como ya se ha dico, era uno de los lugares indicados para ello).

Hathor está muy bien representada en el templo, sobre todo en el pronaos, en la primera sala hipóstila, la de las altísimas columnas. El Templo de Dendera es excepcional porque mantiene los techos de esta Sala, fomentando ese ambiente sobrecogedor que debían tener los templos del antiguo Egipto.

Por encima de las colosales colmunas hathóricas, a 15 metros de altura, se sitúa un techo iluminado, con escenas celestes, en el que aparece la Diosa Nut trayendo el Sol al mundo. Después se sitúa la segunda sala hipóstila, donde se hacen más evidentes los estragos de las hogueras de los primeros cristianos, permaneciendo el techo ennegrecido por el efecto de las mismas.

A partir de aquí, el templo se divide en varias cámaras de almacenaje y en el Santuario, al fondo del todo. Ahí es donde se guardaba la imagen de la Diosa y la barca sagrada. Estas salas están deliciosamente decoradas con numerosos bajorrelieves.

Pero en el Templo de Dendera hay mucho más por ver, tanto por arriba como por abajo. En el subsuelo hay excavadas un buen número de criptas de complicado acceso. De hecho, una trampilla medio escondida entre las losas del pavimento (en una de las salas de almacén) permite bajar, no sin incomodidades, a un pequeño laberinto de corredores (antiguos almacenes de aparamentos del templo) con algunas pinturas y relieves asombrosos.

Recuerdo varios: un halcón espectacular, escenas de animales, una escena del paso del alma al cielo en forma de pájaro coincidente con el momento de la momificación.... merece la pena bajar a echar una ojeada.

Ascendiendo en el Templo se localizan tres ubicaciones muy interesantes. En primer lugar estan las capillas de adoración a Osiris. En sus paredes se pueden leer la pasión, muerte y renacimiento de este Dios, así como su historia de amor con Isis, de la que nacería Horus.

En el techo de una de estas capillas se localizaba el famoso zodiaco de Dendera que ahora se expone en el Louvre. Se trata de la más completa representación astronómica hallada en Egipto. En Dendera queda una maltrecha copia en negro que contrasta demasiado con la policromía de los techos que mantienen la asombrosa figura de la Diosa Nut (o Mut, depende de donde aparezca escrito) controlando el inicio y el fin de las horas nocturnas.

En el interior también se ubica un pequeño habitáculo musical, con un par de columnas hathóricas, zona de acceso muy reservado en la que los cartuchos faraónicos aparecen explícitamente vacios.

Y en la zona superior del Templo, se encuentra un quiosco de nueve columnas hathóricas en el que se celebraba anualmente la fiesta de Año Nuevo (al alba del día 26 del cuarto mes de la inundación).

En ella se realizaba una procesión desde la escalera sur que llegaba hasta la terraza. En el tejado se realizaba la ceremonia de Unión al Disco, en la que la diosa era ofrecida a los rayos del Sol, ubicada sobre una naos portátil.

Pero la fiesta más importante en la que estaba involucrada la Diosa Hathor y todo el elenco sacerdotal del Templo de Dendera erala Fiesta del Bello Encuentro, en la que se iniciaba un cortejo festivo que llevaba la Diosa de Dendera hasta el Templo de Edfú, muchos kilómetros al Sur, dedicado al Dios Horus.

De hecho, una gran figura de Horus con la corona del Alto Egipto preside el patio principal del Templo de Edfú, justo antes de entrar a la Sala Hipóstila.

Los grandes templos ptolemáicos eran bastante cerrados y de acceso muy restringido e independiente.

La fiesta del Bello Encuentro representaba una disgresión festiva, una celebración que les hacía diferentes. Hathor de Dendera era la pareja divina de Horus de Edfú.

Durante 14 días seguidos, una vez al año, Horus acogía en Edfú a su divina esposa Hathor. Ésta desembarcaba cerca del Templo, donde la esperaba su "esposo" encabezando juntos una musical procesión acompañada de sistros.

Curiosamente, mientras que en Dendera en todos los relieves aparece Hathor por delante de Horus, en Edfú pasa exactamene lo contrario. El Dios Halcón siempre prevalece por delante de la Diosa Vaca.

Para llegar a Edfú hay que hacerlo en barco. Como numerosos cruceros aprovechan el pequeño puerto de la ciudad para atracar y bajar a los turistas, éste es uno de los templos (junto con Kom Ombo) en los que la masificación de turistas concentrados llega a unos niveles preocupantes.

La foto precedente del Horus solitario hay que sacarla con infinita suerte, pues siempre hay alguien apoyado en la misma haciendose una foto. Y sin embargo, el templo de Edfú, también ptolemaico, es el mejor conservado del mundo. Por ello tanta gente se dirige a verlo en masa.

Desde el puerto hay que acceder al Templo... en calesa. Sí, así de absurdo. Mucha gente en Edfú debe ganarse el pan llevando y trayendo turistas en carro. Algunos caballos presentan un estado muy preocupante de desnutrición.

El caso es que gracias a este paseo tenemos una oportunidad de observar las calles de Edfú, el mercadillo, las tiendas, las gentes.
Sólo por eso ya merece la pena la "turistada". Se nos prohibe dar propina al que lleva el carro: es la primera vez. Muchos niños nos ofrecen baratijas varias por precios cada vez más irrisorios. Los turistas somos como monederos andantes.
Llegamos al Templo. El gran pilono de la entrada se puede ver desde lejos. Hay un Mammisi antes de entrar (en el que buscamos un curioso relieve, parte de un jeroglífico, que representaba una mujer pariendo: en Kom Ombo lo veríamos mejor), antedediendo a un patio en el que se concentran los guías y cuentan cosas sobre el Templo dedicado al Dios Horus en Edfú.

Nos cuenta que éste es el lugar donde la tradición sitúa la batalla entre los dioses Horus y Seth, su tío y último responsable de la muerte de Osiris (su padre).
De nuevo, el templo es ptolemaico. En época griega, Edfú se conocía como Apolinópolis Magna, pues Horus era identificado como Apolo.
De acuerdo con la documentación, "El templo de Edfú, dedicado al dios halcón Horus, fue comenzado el año 237 a. C. por Ptolomeo III Evérgetes I. En el año 212 a.C. se habían concluido las obras de la parte interior por Ptolomeo IV Filopátor, y se decoró en el 142 a.C. por Ptolomeo VIII Evérgetes II quien también terminó la primera sala hipóstila. Las obras en su totalidad no concluyeron hasta el 57 a.C con la colocación de las puertas. ".
Nada más pasar los primeros pilonos se accede a un gran patio interior cuyas columnas son simétricas en un lado y en otro. Por supuesto, los capiteles representan flores de loto y papiros en el proceso de apertura. No son tan bonitos o espectaculares como los de Karnak, por ejemplo, pero dan una sensación indudable de grandeza. Lo mismo que las columnas de la primera sala hipóstila.
La sala hipóstila es la parte más antigua del templo. Compuesta de 12 grandes columnas decoradas con formas vegetales, incluye algunas estructuras curiosas: cuatro pequeñas salas destinadas a las ofrendas secas, las ofrendas líquidas, y al laboratorio, por ejemplo. Esta última contiene escenas sobre la preparación de productos a emplear en las ceremonias.
Pero también aparecen dos bibliotecas, a cada lado de la entrada, no exactamente como las imaginaríamos ahora, desde luego.
Recorrer las capillas posteriores a la sala hipóstila se convierte en un placer inesperado. Nos encontramos incluso una pareja haciendo meditación en medio del jaleo de los turistas... pero es que el templo merece la pena.
Hay varias capillas, totalmente cubiertas de relieves. están dedicadas a dioses diferentes: Amón, Amón Min, Isis, Horus, Jonsu, Ra, etc. Nos encontramos tantos relieves de personajes y de actos (ofrendas, instrumentos musicales, etc) que perdemos mucho tiempo tratando de idenntificarlos a todos ellos.

La parte más sagrada era el altar con una estatua de Horus; el santuario estaba rodeado de setenta habitaciones y almacenes, una sala con ocho pilares, dos pequeñas salas y dos escaleras. La capilla albergaba la barca sagrada.
De hecho, hoy en día también hay una barca pero no es la original (esa se la llevaron los ingleses hace bastantes décadas).
En definitiva, visitar Edfú te permite hacerte una idea muy real de la estructura y dimensiones de un templo egipcio antiguo (aunque sea grecorromano, de los más "recientes"). La enormidad de sus pilonos y salas hipóstilas contrasta con las reducidas dimensiones del santuario donde se guarda la barca sagrada.
Los corredores interiores, las capillas y las salas hipóstilas ayudan a recrear un mundo que emociona a poco que tengas un mínimo interés.
En el exterior hay un nilómetro (mejor el de Kom Ombo) y espectaculares bajorrelieves en las paredes exteriores. Figuras de gran tamaño de los faraones griegos y de los dioses en los que posiblemente no creían pero a los que dedicaron estas obras únicas que ahora podemos disfrutar nosotros.
Bueno, y también de las calesas