2 de mayo de 2007

La Real Fábrica de Cristal de La Granja

Éste hombre es un maestro vidriero de la Real Fábrica de Cristal de La Granja, en Segovia. Sostiene sobre un mazo de papel de periódico mojado (buen aislante del calor) una pieza de vidrio en la que está trabajando.

Sujeta la barra hueca (por la que sopla de vez en cuando para dar volumen a la pieza) con los dedos pues uno de los requisitos principales es que esté rodando continuamente esta barra para que la masa caliente no se enfríe o deforme.

La Real Fábrica de Cristal en la que trabaja se ubicó en La Granja de acuerdo con los deseos de Felipe V (y, en adelante del resto de los Borbones) de abaratar costes teniendo el proveedor de ventanas, espejos y cristaleria varia cerca de su nuevo y ostentoso (y precioso) Palacio de La Granja.

Generaciones de maestros vidrieros han trabajado en la Real Fábrica. En la actualidad, convertida en Museo del Vidrio y formando parte de una Fundación que trata de fomentar y conservar tan inmenso legado, estos maestros trabajan en su horno para disfrute de los turistas que se acercan a La Granja.

La técnica utilizada requiere práctica y destreza. La pieza se mantiene a altas temperaturas, momento en el que es moldeable y en el que los operarios cortan, rebajan, adecúan la forma y disponen bases o soportes para la pieza. Eso sí, siempre en movimiento.

El vidrio está compuesto principalmente de arena de sílice (en un 70%) a la que se le añade óxido de sodio (Na2 O) o de potasio (K2 O) (un 15%) y cal con magnesio (Mg) (otro 15% más o menos). La arena de sílice es el elemento vitrificante miestras que el Sodio o el Potasio ejercen de elementos fundentes.

Y es que esta mezcla pasa por varias fases de tamizado (con molinos y tolvas de gran tamaño que aún se exponen en el Museo del Vidrio) para pasar más tarde a unos hornos denominados crisos, lugar en el que la materia se funde y se convierte en maleable.

La transparencia del vidrio la aporta el Manganeso (Mn) que se puede añadir a la mezcla. Diferente, pero mínima, es la composición del Cristal. Simplemente añadiendo Plomo (Pb) se logran características de las que carece el vidrio: luminosidad, sonoridad, mayor transparencia, estabilidad estructural y dureza.

Cuando una pieza de vidrio se rompe queda hecho añicos. Cuando una pieza de cristal se rompe quedan 3 ó 4 piezas rotas.

Para darle color a los vidrios se puede echar a la mezcla Cobalto (Co) para el azul o Cobre / Oro para el Rojo.

Los trabajadores de la Real Fábrica (cuyo maniquí representante se muestra al lado) tenían una vida bastante dura. Como fin para proteger el secreto de la fabricación del vidrio vivían prácticamente de contínuo en la fábrica. De hecho, para pedir un día libre habían de solicitarlo con al menos 2 años de antelación.

De hecho, de los hornos de enfriamiento (tanto vidrio como cristal han de enfriarse poco a poco, una copa tarda del orden de un día en enfriar) se habilitaron conductos para aportar calefacción a las viviendas de los empleados que, para descansar, tenían dispuesto una especie de balconcillo justo encima del área de trabajo.

Antes del enfriamiento es preciso dar forma a la pieza, bien sea una jarra o una copa o bien una ventana. El tratamiento es diferente en cada caso, pero casi siempre se suele tirar de moldes cuando la pieza es especial.

Tal es el caso de las ventanas, para las que se requerían unos moldes especiales en los que se enfriaba la botella realizada por los maestros vidrieros y que era fácilmente cortable a alta temperatura para proceder a su laminado con el fin de convertirse en ventana o espejo.

La exposición del Museo del Vidrio se complementa con la recopilación de un buen número de piezas de fabricación propia o ajena que, lamentablemente, no suelen llamar la atención. Como oimos a un visitante cercano... "al fin y al cabo son botellas".

Mereció mucho más la pena detenerse en una exposición temporal llamada "El vidrio en la antiguedad" con espléndidos ejemplares de pequeñas piezas de vidrio (unguentarios, urnas, platos, vasos, pequeños enócoes o piezas de vidrio con formas curiosas) extraidas muchas de ellas de tumbas y procedentes de épocas variadas.

Esta pequeña ánfora o el balsamario que le acompaña son dos pequeñas piezas romanas del siglo I de procedencia desconocida que dan pistas sobre la incipiente técnica del soplado (la que vimos realizar al maestro en el Horno) así como sobre los usos que ya entonces se le daba al vídrio.


La Real Fábrica de Cristal de La Granja es un edificio muy bonito que es muy recomendable visitar en cualquier caso. Aunque aún nos queda la duda de si es cierto que en el momento de la construcción los arquitectos no sabían levantar fábricas ni chimeneas y tiraron por el camino de enmedio: construyeron un edificio con planta de Iglesia (con sus cúpulas correspondientes, claro).